Mi alma es la Puntanidad, eso no se negocia…

Fui a la escuela técnica de turno noche. Conocí a los adultos que van a la escuela de noche, fui profesor de dibujo y dando clases de dibujo me recibí de abogado. Conocí los potreros, besé a mi primer amor en la Plaza Pringles como se debe besar a una mujer, mi alma es la Puntanidad, eso no se negocia, pídanme cualquier cosa pero la Puntanidad no se negocia.

Yo, Alberto Rodríguez Saá, juro por todos los próceres de San Luis, por las mujeres, las poetas, las científicas, por Berta Vidal de Battini, vecina de El Durazno. Juro por la memoria del coronel Pringles, y por el ángel que me ha dado fuerzas, Charly, por las maestras puntanas, por los héroes del Ejército Libertador, por los héroes de Malvinas, por los pilotos de la Base Aérea, por los bomberos, por los policías que murieron cumpliendo su deber, juro defender la Constitución, hacer defender la Constitución. Quiero ser un sembrador de sueños con la misma esperanza que van los peregrinos a Renca y el Cristo de la Quebrada. Juro hacer todo el esfuerzo para ser un hornero, un arquitecto, y cumplir cada uno de los sueños que he dicho hoy en esta asamblea, ¡viva San Luis y la Puntanidad!